domingo, 21 de junio de 2009

Pantuflas para Papá


Terminadas!!!! Las pantuflas del Día del Padre con algunos cambios: cuando estaba tejiendo la segunda, me dí cuenta que no me iba a alcanzar el hilado negro, salí corriendo a buscar más (debe ser mi karma: nunca acierto con la cantidad de hilado para mis proyectos!!!) y me decidí por un gris oscuro para hacerlas combinadas ya que estaba segura que nunca iba a conseguir el mismo negro. Al patrón original solo le agregué una vuelta de punto cangrejo (creo que ese es el nombre; en inglés: crab stitch or reverse single crochet) en la parte de arriba. De todas maneras, creo que resultaron bastante bien considerando que hace años que no tejía nada al crochet.

(En la foto: mi marido "luciendo" sus nuevas pantuflas.)

P.D.: los colores de la foto no son los reales, lo que se ve como gris oscuro es en realidad negro y el gris perla es gris oscuro.
El hilado gris es acrílico Soft 4/7 de Nube.

sábado, 20 de junio de 2009

Telar en descanso... Proyecto Día del Padre en progreso...


Mirando patrones en Ravelry encontré unas pantuflas tipo mocasín muy simpáticas tejidas al crochet. Proyecto ideal para el Día del Padre!!!! El patrón gratuito también se puede encontrar en la página de Sue Norrad: Crochetandknitting.com
(En la foto: primera pantufla sin terminar, color negro (mi marido ama ese color!!!), hilado: acrílico Nachito de LHO tejido doble).

miércoles, 17 de junio de 2009

Animarse a volver a empezar


Mi primer proyecto en telar María fue un desastre. Si, lisa y llanamente, una desilusión. Elegí para empezar un bolero o manguitas, como les gusta llamarlo a mis hijas, que no es más que un rectángulo cosido parcialmente desde los extremos hasta el centro en forma tubular para formar las mangas y que cubre solo una pequeña parte de la espalda.



En definitiva, tan fácil como tejer una bufanda… excepto que al parecer yo logré hacer difícil lo fácil y los resultados fueron calamitosos. Siempre supe que tejo apretado, en crochet y dos agujas. Lo que nunca hubiera creído es que eso también llegaría a mis intentos con el telar. Sumado a eso, no sé en que lugar estaba mi cabeza cuando calculé las medidas. Resultado: un rectángulo corto de largo, demasiado ancho y con una trama tan apretada que le quitaba caída a la tela, hasta hubo quien ingenuamente me preguntó si se trataba de un tapiz.

Como si todo esto fuera poco, la lana que había elegido no me había alcanzado y tuve que esperar casi un mes hasta conseguir una nueva madeja, que por suerte (una buena entre tantas malas) resultó ser de la misma partida.

Tanto mi profesora como mis compañeras en el taller de telar al que asisto, intentaron consolarme y me dieron consejos tales como usarla como tela para otro proyecto, un chaleco quizás…

Pero no, ahí quedó por unos días mientras decidía que hacer…

Estaba desalentada y sin ganas de empezar una nueva prenda. El telar, vacío me miraba casi con tristeza desde un rincón de mi dormitorio donde lo dejé abandonado.

Entonces me acorde de mi madre, a ella le encantaban los dichos y siempre tenía uno para cada ocasión: “Un tropezón no es caída” resonó entre las brumas de los recuerdos, y tome mi rectángulo-tela-tapiz-lo que sea, un par de tijeras y lo desarmé en tres ovillos que mañana empezarán a formar la trama de un nuevo bolero-mangas-lo que salga…

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...